Si eres nuevo en el mundillo de la alta fidelidad probablemente te suene complicado elegir un amplificador; pero si estás leyendo esto es porque estás pensando en disfrutar al máximo tu música y no simplemente con una bocina bluetooth.

Primero tenemos que decir que existen amplificadores de audio majestuosos del tamaño de una frigobar y hay amplificadores microscópicos. De hecho las pequeñas bocinas de bluetooth también incluyen uno de tamaño minúsculo.

El amplificador es el corazón de un sistema de audio y de su calidad dependerá en gran parte el sonido total que obtendremos y también su centro de control. Acepta entradas de diversas fuentes: laptops, reproductores de CD, reproductores de Blu-ray, tocadiscos, sintonizadores, teléfonos inteligentes, tabletas; los más nuevos traen Bluetooth, Airplay2, Chromecast e Internet vía Ethernet. Algunos incluyen conectividad inalámbrica para servicios de streaming como Spotify o Apple Music. Le permite elegir qué fuente desea escuchar. Amplifica esa señal y la envía a los altavoces o, posiblemente, a los audífonos. Incluso puede permitirte ajustar el sonido a través de los controles de graves y agudos. En la mayoría de los casos también viene con un control remoto.

En la elección de un amplificador intervienen muchos factores técnicos que valdrá la pena conocer de a poco pero cabe decir que el sentido común y sobre todo nuestros oídos deberían ser los críticos finales. La gran mayoría de los amplificadores ofrecen una hoja de especificaciones técnicas con datos que no se traducen en un sonido emocionante, ni poderoso. Lee esas especificaciones con muchas reservas.

Uno de los principales errores al comprar un amplificador es pensar que los watts son referencia de calidad. Lo cierto es que existen amplificadores de 20 watts que resultan imbatibles en escenario sonoro, profundidad, detalle de los instrumentos, claridad en voces e incluso potencia real percibida (volumen). También hay amplificadores de 100 o 200 watts que generan altísima distorsión y que pueden dañar irremediablemente unas bocinas.

Tip: Si te es posible, escucha los amplificadores del rango de precio que pudieras estar interesado, de preferencia con una bocinas similares (en sensibilidad e impedancia) a las que tienes o a las que te gustaría comprar de acuerdo al costo que puedas pagar.

¿Pero qué es la impedancia? Es la resistencia (o la oposición) al paso de una corriente eléctrica alterna. En el caso de una bocina, la impedancia es variable de acuerdo a la frecuencia que se reproduce. Una impedancia “baja” (menos de 4 ohms) es un reto para los amplificadores; una impedacia cero pondría en “corto” a un amplificador y lo dejaría inservible.

Sensibilidad se refiere a la eficiencia y se expresa en dB/1w/1m es decir cuánta presión sonora puede generar una bocina a la distancia de un metro cuando aplicamos solo un watt. Los valores normales van de los 85 dB´s (una eficiencia muy baja) a los 100 o más dB´s (eficiencia muy alta). Las bocinas de ultra alta eficiencia producen más “volumen” con menos potencia.

Entonces ya hemos hablado brevemente de dos valores: la potencia y la impedancia. Luego tenemos la distorsión, que es otro tema complicado. Por ahora solo diremos que hay múltiples medidas de distorsión y la mayoría de los amplificadores modernos miden muy bien, pero la lectura es a menudo menos importante que el tipo. La distorsión de orden par, común en la mayoría de los circuitos de bulbos, puede en realidad añadir “calidez” al sonido, mientras que la distorsión de orden impar puede sonar “dura”. La distorsión puede variar con la salida de potencia y la frecuencia.

 

Tip: la distorsión es audible a altos niveles de volumen y es fácil de detectar pues el carácter sonido cambia drásticamente: los agudos se vuelven chillantes, los graves desbordados y en el rango medio parece que las voces cambian de timbre y tono. La distorsión molesta los oídos y puede “quemar” drivers de las bocinas.

Otra característica que podría distinguir a los amplificador es el tipo de circuito que utilizan, que en términos eléctricos se denomina “clase”.

Los mejores amplificadores generalmente pertenecen a la clase A, en la que el dispositivo amplificador funciona durante todo el ciclo de entrada, esto resulta muy ineficiente y desprende grandes cantidades de calor. El precio por watt puede ser muy alto.

En el funcionamiento de clase B, cada dispositivo amplificador se ocupa de sólo la mitad de la forma de onda, y los dispositivos se utilizan en pares (push-pull). Esto es mucho más eficiente, pero también conduce a una mayor distorsión.

En la práctica, la forma más común de amplificación combina la clase A y la clase B juntas, de modo que a baja salida el dispositivo puede funcionar completamente en clase A, pero cuando el nivel de salida aumente pasará a funcionar en clase B.

Muchos amplificadores hoy en día funcionan en clase D, que a menudo se confunde con la amplificación digital. Sigue siendo un amplificador analógico, pero utiliza un mecanismo de conmutación de alta velocidad en lugar de la amplificación lineal de clase A, B o AB y logra una eficiencia muy alta. La clase D es especialmente popular en los amplificadores multicanal, ya que un buen amplificador de clase AB sería mucho más grande y pesado.

 

Tip: Elegir amplificadores por el tipo de circuito solo es algo que hagan los puristas del audio. Si te gusta un amplificador, si suena como esperar y vale lo que cuesta, hazlo tuyo no importando si es clase A, AB, D u otras.

 

En otro post hablaremos sobre las diferencias entre amplificadores basados en bulbos y los amplificadores basados en transistores (estado sólido).

 

Como en todo en la vida lo importante es la calidad de los componentes (o de los ingredientes). Y si un amplificador destaca en su construcción, en lo robusto de su hechura, si te dan una garantía certificada, si existe un centro de servicio calificado en el país y se acopla a tu presupuesto, considéralo como una buena compra. Investiga mucho en internet, pero no solo en revistas especializadas, también lee foros y opiniones en redes sociales. Conforma un juicio lo más completo posible y si estás convencido, da el paso, estarás en el buen camino de la alta fidelidad.

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